¿La 'guerra sucia' de las Presidenciales colombianas dejó miedo en los electores?
Uno de los temores es no terminar con la misma situación que Venezuela.
Unas jóvenes en bikini promocionando un campaña; un candidato invalidando el software de la Registraduría; una candidata a la Vicepresidencia pidiendo esconderle la cédula a la tía uribista; un supuesto plan para matar a un candidato a manos de un cubano; la emergencia en Hidroituango atribuido a un candidato… en fin la lista podría ser más larga, pero es la “guerra” que se vive entre las campañas presidenciales colombianas en el camino para llegar a la Casa de Nariño.
La desinformación pulula entre los seguidores, que en algunos casos ni siquiera leen los planes que presentan Gustavo Petro, Iván Duque, Humberto De la Calle, Jorge Trujillo, Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras, y mucho meno,s los analizan.
Esta campaña ha estado marcada por el acceso total del electorado a las redes sociales, algo muy diferente a hace 4 años cuando las conexiones de internet llegaban a 10.617.215 conexiones y hoy, según cifras del Ministerio de las TIC, en el último trimestre de 2017 alcanzan 30,3 millones.
Y es esa facilidad hoy día para conectarse a internet la que están aprovechando las personas para desinformar y publicar noticias falsas, buscando con esto que algunas campañas sumen o resten simpatizantes.
Algunos electores a estas alturas, con noticias falsas, guerra sucia y rumores sobre alguno u otro candidato, ya no saben que es verdad o mentira alrededor de los nombres de los candidatos.
Los colombianos dejaron ver sus miedos, en redes sociales, a favor de uno u otro candidato, cuando generan información exagerada y prospectiva de una situación que solo está en sus cabezas.
Basta con echar una mirada a las redes sociales para entender que la contienda electoral se libra en 140 o más caracteres o en grupos de WhatsApp, donde la gente ya está cansada de hablar de lo mismo. Y con memes son inundadas las conversaciones, que obligan a más de uno a bloquear a contactos, que se muestren apasionados con la política.
La misma publicidad de los candidatos mencionando a su rival y a lo que enfrentará el país en caso de que alguno quede elegido, en vez de mostrar sus fortalezas y oportunidades es pan de cada día.
Por un momento, la guerra entre los candidatos estuvo en los zapatos, en la marca Salvatore Ferragamo de Petro, cuyo modelo más sencillo supera el 1,6 millones de pesos, siendo él un candidato de izquierda; o en las Crocs de Álvaro Uribe, el mentor de Duque.
Los candidatos han tenido aciertos y desaciertos, que han tenido que corregir a lo largo de la contienda, como el llamado a salir a protestar a la calle, el desconocer la autoridad electoral, desligarse de temas y de personajes, con tal de salir adelante en sus pretensiones.
Lo que sí algunas campañas presidenciales tuvieron en cuenta en esto de la “guerra sucia” que suele acompañarlas, muy a su pesar, es salir a desmentir y tomar una posición al respecto, como la campaña de Vargas con el tema de las mujeres en bikini. Sin embargo, Colombia se quedó esperando a la campaña de Duque tomar distancia de alguien tan negativo para el país como alias Popeye. Solo un par de comentarios personales de Marta Lucía Ramírez pusieron la distancia.
El verdadero termómetro de esta guerra que se libra en las campañas será este domingo en las urnas. Ni Twitter, ni Instagram, ni Facebook van a votar, lo hacen los electores. Así es que los colombianos tendrán que discernir y evaluar si todo lo que escucharon durante estos meses en redes sociales los animó o desanimó para votar por algún candidato.